Evidentemente, su madre, más ancha que larga y super feliz, se ha venido para casita y se ha puesto a hacer sus tareas hasta la hora de la recogida.
Cuando he llegado a la guarde, un poquito más tarde de lo habitual, temía que saliera con la lagrimilla como le pasa siempre que me retraso, pero cuál ha sido mi sorpresa cuando ha salido igual que entró, sonriendo y charlando sobre las cosas que había hecho con los nenes y la seño.
Por si esto fuera poco, cuando lo he sentado en el coche, me ha dicho que quería irse a casa para comer :O!!!, mi cara era un poema. Que mi hijo pida de comer es como que llegues a casa y tu perro te de las buenas tardes.
Bueno, pues ha comido, se ha echado su mini siesta, porque su madre se encarga de que sea mini si no quiere que le den las 12 de la noche con el niño jugando a los coches en el salón, y hace dos minutos me ha pedido sus galletas para merendar.
Él está ahí con sus galletas, su zumo de naranja y su pista de coche, y su madre sigue ojiplática, preguntándose quién se ha metido en el cuerpo de su hijo.
Pues bien, me he decidido a escribir este post porque de repente he llegado a una conclusión; a mi hijo no le pasa nada, mi hijo es así. Y os cuento por qué he llegado a esta conclusión:
Resulta que llevo todo el día muy contenta y muy relajada por la actitud de Diego desde que se levantó, pero también llevo todo el día buscando una explicación. ¿Qué le pasará para que esté tan feliz? ¿Será que ayer se acostó muy temprano y está muy descansado? ¿Será que es lunes y echaba de menos la guarde? ¿Será que ya no está resfriado y ya no se encuentra mal? ¿Será, será, será...?
Pues no, no es nada, esa ha sido mi conclusión. Mi hijo es así de feliz, como todos los niños a esa edad, al menos así debería ser.
Este mogollón de preguntas que llevo todo el día haciéndome me las debo hacer cuando mi hijo se levanta de mal humor, protesta con cada cambio de ropa y pañal, se pone triste si sabe que va a la guarde, etc etc. Es ahí cuando debo pensar que algo le pasa y que por eso actúa así, y no dar por sentado que al ser hijo único y estar muy mimado, que se le dan todos los caprichos, que está en la edad de los berrinches, etc etc... él es así y tengo que intentar corregirlo.
No, ni Diego, ni ningún niño de 25 meses es así, algo le pasa y es ahí cuándo debo averiguar qué es. ¿Qué es lo que me está intentando decir? ¿Por qué no quiere ir a la guarde si allí de lo pasa genial? Ese es el momento de reflexionar y no hoy.
Hoy es el momento de disfrutar de mi gordi, de aprovechar el día al máximo y de pensar que mi hijo hoy es, como debe ser, feliz.